Reducto

Lo había conseguido.
Conducía en dirección a la casa de sus padres –para darles personalmente la buena nueva- recordando la conversación que acababa de mantener:
“(…) ¿Te das cuenta de lo que eso significa, amor? Ya no tenemos porqué amarnos… Se acabó. Nos basta con repetir clichés, aparentar… Hacer lo que se espera de nosotros…
– ¡Qué bueno! Ser egoístas, egocéntricos e hipócritas, sin remordimientos y con el beneplácito de nuestra sociedad. Ah, qué bien.
– Sí amor, podemos ser superfluos para siempre…”
Su ensoñación fue interrumpida por el timbre del móvil.
– Dime
– ¿Me oyes bien?
– Sí, voy conduciendo pero llevo conectado el bluetooth . Dime
– ¿Lo tienes?
– ¡¡Sí!! ya es mío
– Enhorabuena ¿Ya no pretendes nada? ¿Oficialmente?
– Eso es: Observo y repito. Ya no tengo que cuestionar nada, ni tengo que sufrir… Sólo tengo que no ser disidente y todo irá bien.
– Pues, a ver si lo celebramos ¿no?
– Sí, mandaré una invitación por facebook para celebrarlo esta semana…
– Perfecto. Hablamos. Ciao
– Ciao
Al colgar se dio cuenta de que se había pasado la salida. `Joder` – murmuró y decidió entrar por la siguiente. Le haría tardar algo más al obligarle a atravesar el barrio de sus padres desde la otra punta pero ya no podía hacer otra cosa. Unos minutos después empezó a encontrarse mal. Aparcó y decidió seguir caminando, ya no estaba lejos. El calor era sofocante. Al pasar por “el don” –el parque más cercano a la casa de sus padres- decidió sentarse un rato bajo los prunos. Pensaba en cómo les daría a sus padres la noticia y decidió levantarse para no retrasarse aún más. Llegó, al fin. Llamó al timbre. Abrió su padre. Pasó al interior, se saludaron y sólo después dijo:
– “Mamá, papá. Ya estoy Reducida”
Sus padres no pudieron mas que llorar de felicidad.

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