Se le juntó todo.
Las prisas con los calcetines; las facturas con los besos; los domingos con los desayunos…
Para cuando se quiso dar cuenta la lluvia ya le había mojado; todas las escaleras eran de subida, sólo los notarios tenían fe.
Se le juntó todo.
Las prisas con los calcetines; las facturas con los besos; los domingos con los desayunos…
Para cuando se quiso dar cuenta la lluvia ya le había mojado; todas las escaleras eran de subida, sólo los notarios tenían fe.
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