Ayer cumplí 38 años. Ayer había eclipse parcial en Tauro. Fue visible en Argentina. Parece que fue ayer que estuve en Argentina y no fue ayer. Me traje un poco de la intensidad de un porteño que matizo según el día con desconfianza castellana o con gracia andaluza. Tengo los mismos años de terapia que cualquier argentinx medix de mi edad solo que le doy más a la cerveza que al mate, más al jamón que a los chinchulines. Ayer ya fue. Ahora a otra cosa. Lo bueno de ayer, en mi caso, es que comía queso y no me daban cólicos. Recuerdo una vecina de mi madre que a veces le decía “Hoy me toca cólico, voy a hacerme una ensalada de tomates”. Le pregunté a mi madre porque decía eso la señora Carmen y contestó “cuando uno se hace mayor las cosas le van sentando mal”. Que razón tiene mi madre a veces. Un tomate bien vale un cólico, pensaba yo, adjudicándole a la vecina un amor total a su región, ya que la señora era de Murcia, y ya que no vivía en su tierra le dedicaba los dolores desde su exilio madrileño. El gamoneu que nos trajimos de Asturias bien vale un cólico. Voy a cenar un poco con una ensalada de tomates ahora que todavía no me sientan mal.
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