Categoría: Lady drama

  • Another day in Paradise. (Anotaciones)

     

    Voy en un taxi en dirección al hospital. Suena Another day in Paradise de Phil Collins en la radio. El taxista no habla y, en silencio, se lo agradezco enormemente. No sé por qué voy pensando en las palabras de un documental que vi hace unos días sobre el Universo. Si Sagan decía “sólo somos polvo”, uno de los astrofísicos que hablaba en este documental añadía, como ya dijo Quevedo, “polvo enamorado “. La premisa era algo así como que el colapso de una nebulosa da origen a una estrella. Nunca me ha gustado Phil Collins.

    Hay días que mejor no levantarse. Hoy es uno. Pero, aunque no me hubiera levantado los acontecimientos se hubieran dado de la misma manera. C´est la vie. Llamaron a mi madre a consulta, fuimos y resulta que, que mierda joder, nuevamente tiene cáncer y un cuervo negro vuelve a verse en su horizonte y yo vuelvo a estar tan cagada de miedo que no sé si voy a ser capaz de que no se me note esta vez. Y al salir de la consulta, aún con las rodillas temblorosas, suena el teléfono y la noticia al otro lado hace que el mundo se detenga y el calor se amontone haciéndose aún más insoportable. Y, sin embargo, el verano acaba súbitamente. Una mala noticia -la recurrencia del cáncer- se queda pequeña porque la noticia de tu muerte accidental nos viene francamente grande. La nebulosa colapsa.

    Y el mundo sigue. Esa lección ya la aprendí. El mundo sigue con o sin nosotras, con o sin ti. Sin mi padre. Sin Javi. Sin Maca. Sigue. Los coches circulan, la gente camina, el aire sigue compuesto de las mismas moléculas, los perros ladran. Vamos en el mismo coche a Barcelona, tus primas Natalia y Laura, Mamadú, Sira y yo. En el coche de delante: los titos, Esmeralda, Ingri y la Niebla. Sira quiere que la cante Hookiao. No conozco la canción así que busco la letra en Google. Se la recito como si fuera un verso de Lope. Me mira entusiasmada y extrañada a partes iguales. Otra vez, dice después con su lengua de trapo. Vuelvo a entonar “Cuando yo te vi, quedé hookiao; de tu feeling de tu flow quedé enamora´o”. Y el mundo sigue.

    En el tanatorio tu hermana y yo comentamos que hasta muerta estás guapa. Mi madre que nos escucha luego me dirá por lo bajini “Laurita hija no puede estar guapa porque está muerta”. Por una parte, entiendo lo que quiere decirme: la muerte es un estado absoluto y excluyente, pero a mí me parece que estás guapa. Estabas guapa llena de vida y estás guapa también vacía. Días después, ya en Arenys de Mar por trabajo mientras desayuno en un chiringuito de playa abierto para mi sorpresa antes de las nueve de la mañana vuelve a sonar Another day in Paradise. Miro a mi alrededor. No hay nadie. Quién coño va a estar en un chiringuito antes de las 9 am. Me pongo a llorar. Qué mierda que hayas muerto. Puto Phil Collins.

    Ya en Madrid con el sol en la cara pero sin el mediterráneo cerca pienso que sigo sin conciliar la fugacidad de la vida con el hecho de vivir. Entre hospitales y esperas apenas he tenido tiempo de llorarte hasta noviembre amiga. Y a penas un rato, unas horas que me supieron a instante pues nuevamente, qué mierda joder, mi madre tiene cáncer. Sí, otro cáncer: el segundo diagnóstico de cáncer en apenas 3 meses. No haberse recuperado de un swing para enganchar un gancho. Veo volar mis incisivos y molares. Oigo crujir mi mandíbula. Trago sangre. Un tímpano reventado. No hay una parte de la cara que no me duela. El 4 de diciembre hubieras cumplido 40. Me repito como un mantra “sólo somos polvo, polvo enamorado”.

  • Canciones para una tienda

    “Canciones para una tienda” fue el título que le puso a una recopilación de canciones random un vecino de Argumosa y me lo trajo a la tienda junto con una rosquilla de la Higuera un miércoles por la tarde. La Higuera a día de hoy está cerrada porque la gentrificación se cargó el barrio y ahora la gente no entramos en pastelerías si no en bakerys y creo que desde entonces, y por diversas razones, nos hemos vuelto un poco (más) gilipollas.

    Pero bueno que una vez fui tendera y como he dicho tenía tienda en Argumosa, y desayunaba en el Económico y conocía el nombre de toda la gente de la calle, y andaba siempre echando el rato y departiendo con Tere, que si no eres de Lapaviés no sabrás quien es pero si sí no hace falta que te diga que la Tere es una tía cojonuda; y yo entonces andaba poniéndole nombres a los cds

    Y aunque de eso hace mucho tiempo -a Tere y varios vecinos los desahuciaron de argumosa, desaparecieron comercios, desaparecieron personas…- aún conservo algún cd más de aquella época “canciones para mirar por la ventana desde el tren” “canciones para un sábado de limpieza en casa” “canciones para cuando la confusión te aterra”… Este último ando buscándolo hoy por casa y como no soy capaz de encontrarlo estoy preparando en Spotify el próximo playlist “canciones para cuando no encuentro algo que me hace falta”.

  • 1 de Mayo

    Ayer cumplí 38 años. Ayer había eclipse parcial en Tauro. Fue visible en Argentina. Parece que fue ayer que estuve en Argentina y no fue ayer. Me traje un poco de la intensidad de un porteño que matizo según el día con desconfianza castellana o con gracia andaluza. Tengo los mismos años de terapia que cualquier argentinx medix de mi edad solo que le doy más a la cerveza que al mate, más al jamón que a los chinchulines. Ayer ya fue. Ahora a otra cosa. Lo bueno de ayer, en mi caso, es que comía queso y no me daban cólicos. Recuerdo una vecina de mi madre que a veces le decía “Hoy me toca cólico, voy a hacerme una ensalada de tomates”. Le pregunté a mi madre porque decía eso la señora Carmen y contestó “cuando uno se hace mayor las cosas le van sentando mal”. Que razón tiene mi madre a veces. Un tomate bien vale un cólico, pensaba yo, adjudicándole a la vecina un amor total a su región, ya que la señora era de Murcia, y ya que no vivía en su tierra le dedicaba los dolores desde su exilio madrileño. El gamoneu que nos trajimos de Asturias bien vale un cólico. Voy a cenar un poco con una ensalada de tomates ahora que todavía no me sientan mal.

  • Semántica

    Las palabras que ya hemos usado no pueden decir cosas nuevas.

  • Procrastinar

    Compartí piso en Salamanca con Armando, un doctorando mejicano de casi 40 años que no había podido defender la tesis en su país porque iba en contra de los intereses de PeMex, pero eso es otro asunto, y la iba a defender en Salamanca.

    El caso es que Armando se enviaba a la semana en torno a 10 libros, normalmente de segunda mano. Clásicos de la literatura europea, algún que otro ensayo y tratados de ingeniería eran embalados siempre en cajas del mismo tamaño y enviados a su casa en Oaxaca. Siempre puntual, cada martes, como quien procesa una religión y va al templo una vez a la semana. Así hizo durante los meses que vivimos juntos y añadía, cuando Romina -nuestra otra compañera- o yo le preguntábamos si había leído alguno: “los leeré cuando me jubile”. Y eso sonaba no como afirmación sino como un deseo, como si nunca fuera a leerlos y solo estuviera engañándose a sí mismo.

    Recuerdo que en aquel momento yo sentía lástima por él y su procrastinación. Lo que no significa que yo no procrastinara (o siga haciéndolo a día de hoy) solo que entonces renunciaba a planes vacacionales, de playa, culturales, festivos o de cualquier índole por quedarme leyendo en el hotel o en casa. Tenía 21 años y aquel curso también falté a clase por estar “demasiado metida” en alguna lectura (aunque también por jugar a la pocha). Leyendo olvidaba comer o dormir a la hora prevista y lo hacía solo cuando lo pedía el cuerpo… Ese año tuve mucho tiempo para leer porque la cuantía de la beca Séneca (y cierto ahorro) me permitían no trabajar durante el curso. Leí como nunca, como imaginaba quería leer Armando cuando se jubilara y la verdad es que me sentía dichosa por poder hacerlo.

    Ahora siento lo mismo que sentía en aquel momento por Armando por mi misma. Su “los leeré cuando me jubile” es mi “en vacaciones leeré sin interrupciones”. Si bien en último término cualquiera de los enunciados viene a decir “procrastino algo que sé que quiero hacer (me gusta/me da placer/me hace feliz) por razones indeterminadas e ininteligibles para mí y los demás”

    En fin, que echo de menos leer sin que nada más que eso importe…

  • Abstracta

    Hay un dicho cubano que reza que demasiado análisis es parálisis. Se lo habían repetido muchas veces desde la niñez y ella misma se lo repetía de adulta como un mantra pero casi siempre le costaba mucho menos pensar que ser ya que ser todo el día ella misma le resultaba enormemente aburrido y cansado.

    Así que se pensaba sobre todo como una entidad abstracta, casi como un cuadro cubista de Juan Gris transitando un espacio imaginado por Kandinsky o Klee. Sin espacio. Sin tiempo. Y a medida que pasaban los meses era cada vez más difícil verla ya que se pensaba casi todo el día.

    Sus amigos y familiares ya nunca la encontraban en casa, ni en ningún lugar, y aquella representación abstracta acabó convirtiéndose en lo único que había. Con el tiempo, se olvidó de ser y nosotrxs de su nombre.

  • Demasiada luz

    Hace unos días que se llevaron el oeste y cancelaron los atardeceres.

    Desde entonces el sol ha dejado de ponerse y vivimos en un mediodía perpetuo.

    Los animales y las plantas están desconcertados.

    Nosotrxs hemos empezado a enloquecer.

  • Subnopop

    Quería ser cantante. 

    De pequeña entraba en el salón de casa, le apagaba la tele a mi madre y le daba play a mi casette portátil haciendo sonar Laura Pausini  como si no hubiera un mañana. Acabada la actuación, mi madre, un poco cansada de este tipo de interrupciones pero comprensiva también, solía decirme: “cariño, tienes muchas cualidades, podrás dedicarte a muchas cosas, pero no cantas bien: déjalo”. Yo, que siempre he sido muy cabezota, volvería insistentemente una y otra vez con diferentes actuaciones durante años. Sin embargo,  desistí, antes de que aparecieran el subnopop y el electrotrap disgusting en mi vida, que son los estilos  que creo que se corresponden con mi falta de talento musical y mi entusiasmo.

    Quiero ser cantante.

    Ya lo veo: Lady Hermética y Las Pandémicas presentan su primer single «De mayor quiero ser como Ayuso, dejar mi cerebro en desuso».

  • Un verano sin piscina

    Una foto cualquiera de un viaje de fin de curso de gente que no conozco y me descubro pensando en lo absurdo que es creerse mayor en el viaje de estudios del colegio a los 14 años.
    Ahora sentirse mayor es más como si fuera la actriz de cocktail que recibe la frase final de Brian Flanagan (el personaje de Tom cruise):”esto es lo que me importa a mí el dinero -dice rompiendo un cheque- y lo que siento por ti, ya nunca lo sabrás”. Algo así como me dijo un amigo al llegar a la treintena “esto es como un planchazo de Falete: duele sólo pensarlo“.
    Y es que los inviernos, durando lo mismo, cada vez son más largos.
    Más largos que un verano sin piscina.
    Y también más fríos.

  • Dramática

    He perdido un público que no tenía ¡hay que ser universal!
    aunque la crítica ya me aceptó en su día
    tengo facturas que pagar.

    No lleno más que dos o tres filas y
    aunque al final aplauden sin parar
    unas 30 butacas bien agradecidas
    no dan más que para un mendrugo de pan.

    He decidido abandonar la dramaturgia:
    ¿Contar historias?¿Para qué?¡Jamás!
    Ni tragedia ni comedia… ¡no más tramas!
    solo me han reportado más precariedad.