Categoría: Leo, luego escribo

Relatos y poemas originales agrupados por temática en cuatro subcategorias.

  • La tarde

    La tarde estaba sosegada y dulce.

    Desde la ventana del dormitorio podía ver al perro del vecino dormir plácidamente entre el sol y la sombra que formaba un grupo de Aligustres. Le hipnotizaban los movimientos que el viento provocaba en sus copas. Le encantaban los árboles. Viajó a Irán sólo para ver un ciprés de algo más de 4000 años, y a California solo para buscar al Hyperium, del que dicen es el árbol más alto del mundo con más de 200metros de altura y que tardó tres meses en encontrar porque su ubicación se mantiene en secreto. Conocía los lugares por los árboles: Escocia por los tejos milenarios; Sudáfrica por los ejemplares de eucalipto gigante; Japón por sus juniperos y almendros…
    Así que, aquella tarde sosegada y dulce, cuando su padre se dispuso a talar los Granados que habían formado parte de la casa familiar desde que eran una familia, alguien podría haber previsto lo que sucedió: En aquel dormitorio, a medida que aquellos granados morían, ella se apagaba lentamente con cada rama caída, cada savia derramada…. como el bosque de álamos en Utah, un gran organismo vivo donde cada árbol forma parte de un único ejemplar con más de 80.000 años, (¡80.000! El doble de tiempo que hace que salieron nuestros ancestros del continente africano) ella formaba parte de aquellos granados y cuando el último cayó, ella dejó de respirar.

    Y la tarde continuó sosegada y dulce.

  • Obsesión

    Las canciones que están sin componer también me recuerdan a tí.

  • Compositor

    – Nunca te he compuesto una canción porque nunca he aprendido a escribir música, nunca supe tocar un instrumento y, aunque quería cantar, nunca tuve la menor idea de entonación. Pero eso no quiere decir que no me hubiera encantado componer un tema dedicado a ti, que sonara como tú suenas… – Dijo, mientras dejaba sobre la mesa una pandereta y dos cencerros.

  • Hidrógeno y helio

    Casi tres cuartas partes del universo son energía oscura.

    El otro cuarto es materia oscura.

    Un 4% es materia bariónica, sensible, química…
    Cuantificable.
    Conocida.
    Nosotrxs.

    De ese 4%, en su mayoría hidrógeno y helio, aproximadamente un 0,000000000000000000000000000000000000000000000000000001% –según cálculos sesudos- representa Macondo y sabemos que está de luto.

    El mar era verde pero al oxidarse se volvió azul. Todxs conocemos algún calcetín que ha pasado por un proceso parecido.

    Kivalina –un pueblecito de casi 400hab.en Alaska- y Kiribati –una isla república del Pacífico central con cien mil hab- serán los primeros lugares habitados del planeta en desaparecer si sigue aumentando el nivel de los océanos.

    En los karaokes nunca hay canciones de Albert Plá

  • Serafín

    Cuando a Serafín comenzaron a explicarle en clase de matemáticas el origen de los números y los sistemas de numeración, él sólo podía pensar en su abuelo y como éste ya le había contado quiénes eran Leonardo Fibonacci, el sistema decimal o los números primos. De hecho, lo poco que escuchaba de las explicaciones que les estaba dando el profesor a sus compañerxs y a él sólo confirmaban lo que Serafín estaba pensando, esto es, “mi abuelo lo explica mucho mejor que don Ramón”. Así, recordaba como este verano, mientras almorzaban debajo de un manzano en el huerto, su abuelo le había contado que había números primos y números compuestos y recordaba también como se habían reído cuando le preguntó ¿abuelo, los números compuestos no tienen primos?, ¡pues qué aburridas sus navidades!

  • Existencia

    • Ahora no recuerdo muy bien dónde leí que el gato existe para ser gato…
    • Mm mm -Asienten al otro lado del teléfono
    • …Mientras que a nosotros nos vino a tocar lo mas complicado: ser hombres… ¿Pero eso qué es? Ser abogado o artista, buena gente o hijo puta, del soho neoyorquino o de Vallecas
    • Sí, ya…
    • …¡Cómo si uno pudiera desprenderse de ser hombre!
    • …¡Cómo si una pudiera desprenderse de ser mujer!

     

  • Brújula

    La tarde fría, el viento adusto. Y la brújula, fascinada, señaló el sur…

  • Poe

    Igual daba que viajara por la provincia, el país, el continente o el otro lado del globo… Cuando preparaba el equipaje –siempre a última hora, improvisado- metía en la valija un libro de relatos de Edgar Allan Poe. Tenía el convencimiento de que abierto, el libro, a kilómetros del lugar dónde lo había leído la primera vez –había leído todo lo que Poe había escrito y estaba publicado (y traducido) durante su juventud- sería un libro nuevo, un misterio nuevo, una emoción nueva, y, sin embargo, la razón última de este imprescindible en la maleta era sentirse en casa… Tan sólo un destino no gozaba del acompañamiento de los relatos de Poe, pero ese era otro asunto. En aquel momento no tenía previsto ningún viaje, ni siquiera para las próximas semanas, y desde luego no iba a preparar el equipaje con semejante antelación pero hoy se había levantado con un único objetivo: (re)leer a Poe… Con este pensamiento se dirigió a la librería del salón que contenía su obra: Varias ediciones de un mismo libro, libros compilatorios, la obra completa en una buena edición… Poe ocupaba un lugar relevante en aquellos estantes… Se decidió por el primer tomo de los Cuentos que editó Alianza con la traducción y los comentarios de Cortázar y se sentó en la mesa del comedor dejando colgadas las piernas… Lo acercó a la cara y olió sus páginas, era algo que hacía con cada libro y con el paso de los años se maravillaba de los nuevos olores que podía descubrir. Abrió al azar y el libro le mostró El pozo y el péndulo. Buscó el principio del relato y comenzó a leer: “Sentía náuseas, náuseas de muerte después de tan larga agonía…”
    Al concluir la lectura sintió cierta conmoción. Y el leve remordimiento de sentirse como en casa le acompañó el resto del día…

  • Reducto

    Lo había conseguido.
    Conducía en dirección a la casa de sus padres –para darles personalmente la buena nueva- recordando la conversación que acababa de mantener:
    “(…) ¿Te das cuenta de lo que eso significa, amor? Ya no tenemos porqué amarnos… Se acabó. Nos basta con repetir clichés, aparentar… Hacer lo que se espera de nosotros…
    – ¡Qué bueno! Ser egoístas, egocéntricos e hipócritas, sin remordimientos y con el beneplácito de nuestra sociedad. Ah, qué bien.
    – Sí amor, podemos ser superfluos para siempre…”
    Su ensoñación fue interrumpida por el timbre del móvil.
    – Dime
    – ¿Me oyes bien?
    – Sí, voy conduciendo pero llevo conectado el bluetooth . Dime
    – ¿Lo tienes?
    – ¡¡Sí!! ya es mío
    – Enhorabuena ¿Ya no pretendes nada? ¿Oficialmente?
    – Eso es: Observo y repito. Ya no tengo que cuestionar nada, ni tengo que sufrir… Sólo tengo que no ser disidente y todo irá bien.
    – Pues, a ver si lo celebramos ¿no?
    – Sí, mandaré una invitación por facebook para celebrarlo esta semana…
    – Perfecto. Hablamos. Ciao
    – Ciao
    Al colgar se dio cuenta de que se había pasado la salida. `Joder` – murmuró y decidió entrar por la siguiente. Le haría tardar algo más al obligarle a atravesar el barrio de sus padres desde la otra punta pero ya no podía hacer otra cosa. Unos minutos después empezó a encontrarse mal. Aparcó y decidió seguir caminando, ya no estaba lejos. El calor era sofocante. Al pasar por “el don” –el parque más cercano a la casa de sus padres- decidió sentarse un rato bajo los prunos. Pensaba en cómo les daría a sus padres la noticia y decidió levantarse para no retrasarse aún más. Llegó, al fin. Llamó al timbre. Abrió su padre. Pasó al interior, se saludaron y sólo después dijo:
    – “Mamá, papá. Ya estoy Reducida”
    Sus padres no pudieron mas que llorar de felicidad.

  • Kaiser

    Érase un Kaiser

    que vivía en la sexta planta de un bloque de once pisos

    al que un día

    se le escindió

    Baviera.